La senda del perdedor: Charles Bukowski, una existencia absurda



por: César Castro Abad

No era mi día.
Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año.
Ni mi vida. ¡Maldita sea!

El alcohol, las drogas, las mujeres y la desilusión de la vida se reúnen en Henry Charles Bukowski, un escritor maldito estadounidense que representa la decadencia de ese país, el nihilismo y lo paradójico que es la vida.
Nació el 16 de agosto de 1920 en Andernach, Alemania. Debido a la crisis que pasaba Alemania, se muda con sus padres a la ciudad de Baltimore ubicada en los estados unidos cuando tenía 3 años, más tarde se mudarían a los Ángeles, donde pasaría casi toda su vida. Desde muy joven sufrió el maltrato de su padre, en la adolescencia, una rara erupción desfiguro su rostro, convirtiéndolo en una persona hosca e inadaptada, estos acontecimientos ocurrieron dentro de un vecindario violento, hostil e indiferente; haciendo de Chinaski (como se refería a sí mismo en sus obras) una persona antisocial. Sus vicisitudes en una época de depresión y posguerra lo llevaron a refugiarse en su primer amor, la lectura, confesión escrita en su poema “El primer amor”.  Todos estos acontecimientos los plasmaría en su obra “la senda del perdedor” publicada en 1982. No soporto el mundo universitario, por lo que dejo sus estudios que cursaba en la universidad de los Ángeles para recorrer todo el país, dedicándose a trabajos esporádicos, lo único que él quería era tiempo para leer y escribir. Fue rechazado sistemáticamente por las revistas y editoriales, hasta que en 1944, la revista story Magazine publica su relato corto “secuencias de una larguísima nota de rechazo”, tras este acontecimiento fue contactado por un agente literario para representarlo, el tío Hank rechazo esta propuesta. Después de su “fracaso literario” se desencanto de ese mundo  y dejo de escribir por diez años para dedicarse a una vida llena de excesos, desenfreno y miseria: vive en pensiones deplorables, alterna trabajos penosos, asiste religiosamente al hipódromo, a los burdeles, pasa por amores ocasionales y mira la ventana de su hotel mugriento mientras la lluvia no para de caer. En 1956 retoma su trabajo en el correo y empieza a escribir poesía. En los sesenta entabla relación Jon Webb y Gypsy Lou, quienes lo animarían a publicar y vivir de la literatura. Y  1969 el editor John Martín promete pagarle 100 dólares mensuales  para que se dedique de lleno a la literatura, o como él explica  «tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco… o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre. He decidido morir de hambre ». Sus obras reflejan ese mundo perdido y gris por el que vivió, por eso sus escritos son anecdóticos y autobiográficos, narra la vida de personajes prosaicos, comunes y sus acontecimientos no llevan a ninguna metáfora de la vida, su contenido sucio, de sobaco hediondo y su forma minimalista y seca, hacen a su obra transgresora e incómodo; fácilmente puede parecer un hombre que se queja de todo, machista y pretencioso, sin embargo, su prosa alberga de manera implícita la reflexión de una realidad en constante crisis, llena de excesos, desquiciada  y poca tolerante. Entre sus obras más resaltantes se encuentran Cartero (1971), Se busca a una mujer (1973), Factótum (1975), Mujeres (1978), Música de cañerías (1987), Hollywood (1989) y Pulp (1994). La imagen de viejo verde de las letras, nihilista, ese borracho patético que vomita en las calles, le valió el reconocimiento dentro de los grupos de la contracultura,  ese grupo cultural emergente que veían en Bukowski un escritor sincero. Su contenido marginal y su estilo simple le valieron de numerosas críticas, al igual que de elogios por su originalidad. Elogios que lo llevarían a ser reconocido en vida, permitiéndole establecerse en una casa acomodada, beber licor caro, dar charlas y entrevistas a la prensa.

Él siempre se concibió como un tipo perdedor, con poca suerte y bastante desubicado, concepto que se reflejan en su obra y sirven de espejo para comprender la figura de este escritor tan influyente en la literatura del siglo XXI. Fue esa misma visión de tipo perdedor y marginado que lo llevarían a la fama. Murió el 9 de marzo de 1994  a causa de leucemia. 

16 de octubre del 2019

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